Los rusos se trasladan a Georgia mientras continúa la guerra en Ucrania

Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022. Sus ciudadanos acogieron la llamada «operación especial» de Moscú con reacciones diversas. Muchos rusos, opuestos a la decisión de las autoridades, no tuvieron más remedio que abandonar el país. La mayoría se trasladó a Georgia, país vecino de Rusia.

Nikolai Kireev es uno de los refugiados. Se trasladó a Tiflis, capital de Georgia, con su familia. Kireev declaró que la noche en que leyó las noticias sobre la invasión rusa de Ucrania, comprendió que tenía que abandonar el país con su mujer y su hijo de tres años lo antes posible. Ahora es propietario de una librería en Tiflis dirigida a los exiliados rusos.

Cientos de miles de rusos se han trasladado a Georgia desde febrero de 2022. Su número aumentó después de que Rusia anunciara una «movilización parcial» en septiembre. El Ministerio del Interior de Georgia informó de que, de los ciudadanos rusos que cruzaron la frontera, 112.000 permanecían en el país para la fecha del 1 de noviembre de 2022. Georgia tiene una población de 3,7 millones de habitantes.

Los georgianos veían con desconfianza a los emigrantes rusos

Georgia mantiene profundos lazos históricos con Rusia. La relación entre ambos países es complicada, ya que el primero pasó dos siglos formando parte del Imperio ruso primero y de la Unión Soviética después. Aunque los georgianos siempre se esforzaron por independizarse de su vecino del norte, cuando la libertad llegó por fin, fue a un gran coste. Rusia alentó y apoyó a los separatistas de las dos regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur en la década de 1990, expulsando a la población de etnia georgiana y convirtiéndola en refugiada en su propio país. En 2008, una breve guerra con Rusia no hizo sino aumentar el número de estos últimos, amargando aún más a los georgianos.

Ahora, cuando miles de rusos se instalan en el país, compran casas y abren negocios, muchos ciudadanos los miran con recelo. Consideran a Rusia su enemigo. Además, la opinión pública georgiana es ampliamente proucraniana. En las calles de Tiflis, las pintadas antirrusas ocupan un lugar importante.

En consecuencia, los rusos que se trasladaron a Tiflis tuvieron que segregarse en sus propios espacios. Tienen sus propios cafés, tiendas y restaurantes, donde la mayoría de la clientela son refugiados de Rusia.