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El dilema del carbón de la India: 40 años, todavía al 90%

Vistazo rápido:

  • La planta de carbón de Tuticorin, a pesar de los problemas de contaminación, opera con una eficiencia del 90%;
  • La creciente demanda energética de la India ralentiza su transición hacia las energías renovables;
  • El carbón sigue siendo fundamental en la India, lo que afecta los objetivos de emisiones globales;
  • Los proyectos renovables cercanos contrastan con la actual dependencia del carbón.

Construida en la costa salina del sur de la India, la central eléctrica de Tuticorin sirve como un claro emblema de las complejidades que enfrenta la India, la principal economía de más rápido crecimiento del mundo. La instalación de carbón de 1.050 megavatios , operativa desde hace cuatro décadas, es un anacronismo en una era que impulsa la energía limpia. A pesar de los planes iniciales del gobierno indio de cerrarla para 2022 debido a la incapacidad de cumplir con los estándares de contaminación, la planta continúa operando con notable eficiencia, logrando una utilización del 90% en febrero. Su operación continua, que depende del carbón transportado desde minas distantes, exacerba el dilema de las emisiones nacionales, subrayando el difícil equilibrio entre los mandatos ambientales y la confiabilidad energética.

La creciente marea de la demanda de energía

La demanda de electricidad de la India está aumentando rápidamente, impulsada por temperaturas más altas y una mayor riqueza. En consecuencia, este aumento ha aumentado el uso de electrodomésticos que consumen mucha energía, como los aires acondicionados. Como resultado, la red eléctrica del país está sometida a graves tensiones. Aunque el Primer Ministro Narendra Modi está presionando para expandir la energía solar y eólica, el progreso es lento. Por lo tanto, este retraso ha revitalizado inadvertidamente plantas de carbón envejecidas e ineficientes como Tuticorin. Recientemente, Modi ha apoyado nuevos proyectos energéticos y ha ampliado la vida útil de los activos de carbón existentes. Sin embargo, estas decisiones entran en conflicto con las estrategias ambientales globales y comprometen los compromisos de la India de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Tuticorin: carbón y energías renovables, lado a lado

La dinámica en juego con Tuticorin refleja un cambio global más amplio. Si bien la demanda de carbón en China, el principal consumidor, puede haber alcanzado su punto máximo, el futuro del consumo de carbón dependerá cada vez más de India y otras economías en ascenso en el sudeste asiático. A pesar de las presiones internacionales y los riesgos evidentes de una continua dependencia de los combustibles fósiles, India no sólo ha persistido con el carbón sino que también ha intensificado su compromiso con él. En respuesta a la crisis del carbón y la energía de 2021, India intensificó sus esfuerzos mineros. Dejó de lado los planes para desmantelar plantas obsoletas, al mismo tiempo que abogaba en foros internacionales por resoluciones que tuvieran en cuenta el uso continuo de combustibles fósiles.

La yuxtaposición de Tuticorin con instalaciones renovables cercanas pone de relieve la paradoja energética de la India. Las instalaciones solares y eólicas, ubicadas a pocos kilómetros de la planta de carbón, indican un cambio hacia la energía renovable. Sin embargo, la realidad es que la nación sigue invirtiendo mucho en carbón. Además, este escenario se ve exacerbado por la mínima adopción de gas natural y el controvertido desarrollo de proyectos hidroeléctricos, particularmente en la delicada región ambiental del Himalaya.

A medida que la India llegue a este punto crítico, sus decisiones darán forma a su futuro ambiental y económico. Además, estas opciones afectarán la reducción global del uso de carbón. Además, ante la mirada del mundo, las decisiones de la India podrían sentar un precedente. Este modelo podría guiar a otros países en rápido desarrollo en la gestión de sus crecientes necesidades energéticas en medio de desafíos climáticos urgentes.



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