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¿Qué es una crisis monetaria?

Desde principios de la década de 1990 se han producido varias crisis monetarias. Estas incluyen una devaluación repentina y significativa de la moneda de un país, mercados erráticos y una falta de confianza en la economía.

Aunque generalmente son inesperadas, los analistas pueden predecir las crisis monetarias ocasionalmente. Los gobiernos, los inversores, los bancos centrales u otras partes pueden ser la causa. Sin embargo, el resultado suele ser el mismo: la actitud pesimista se traduce en amplios perjuicios económicos y pérdidas de capital. Este ensayo examina las causas de las crisis monetarias del pasado y sus influencias históricas.

Una rápida disminución del valor de la moneda de un país desencadena una crisis monetaria. Esta disminución del valor perjudica a una economía al provocar tipos de cambio inestables, en los que una unidad de una moneda ya no compra tanto como lo hacía en otra.

Sin embargo, la debilidad de la economía real que sustenta la moneda del país es con frecuencia la causa de una crisis monetaria, como la hiperinflación. Dicho de otro modo, una crisis monetaria suele ser el síntoma, no la causa, de una recesión económica más grave.

Las crisis monetarias pueden afectar a más lugares que a otros. Por ejemplo, aunque es teóricamente posible que el dólar estadounidense se desplome, es improbable que lo haga dado que es una moneda de reserva.

Cómo defenderse de una crisis monetaria

Los bancos centrales constituyen la primera línea de defensa para preservar la estabilidad monetaria. Los bancos centrales pueden intentar mantener el actual tipo de cambio fijo recurriendo a las reservas de divisas de la nación, o pueden intervenir en los mercados de divisas para establecer un sistema de tipo de cambio flotante cuando se enfrentan a la posibilidad de una crisis monetaria.

Un aumento de los tipos de interés puede contrarrestar en cierto modo la presión a la baja sobre la moneda cuando el mercado prevé una devaluación. El banco central puede aumentar el tipo de interés reduciendo la oferta monetaria, lo que aumenta la demanda de la moneda.

Los bancos centrales no pueden mantener el tipo de cambio durante un periodo prolongado debido a la consiguiente disminución de las reservas de divisas y a otros factores políticos y económicos, como el aumento del desempleo. Al aumentar el tipo de cambio fijo y devaluar la moneda, los bienes nacionales se vuelven menos caros que los importados, lo que aumenta la demanda de mano de obra y la producción.

Anatomía de una crisis monetaria

Supongamos que se produce un descenso generalizado de la confianza de los inversores en la estabilidad de una economía. En ese caso, los inversores suelen intentar retirar su dinero en grandes cantidades. La fuga de capitales es un término utilizado para describir esto. Los inversores cambian sus inversiones denominadas en moneda nacional por moneda extranjera después de venderlas.

Debido al empeoramiento del tipo de cambio y a la consiguiente corrida de divisas, puede resultar difícil para la nación financiar sus gastos de capital.

Lecciones de la crisis monetaria

Incluso si una economía empieza en negro, puede sufrir una catástrofe. Los bajos niveles de deuda no son suficientes para mantener las políticas o calmar el sentimiento desfavorable de los inversores.

Los superávits comerciales y las bajas tasas de inflación pueden atenuar el impacto de una crisis en una economía. Aun así, la especulación restringe las alternativas a corto plazo si se produce un contagio financiero.

Con frecuencia, los gobiernos tendrán que dar acceso a la liquidez a los bancos privados para que inviertan en deuda a corto plazo cuyos pagos vencen pronto. El gobierno podría agotar pronto sus reservas de divisas si compra deuda a corto plazo.

Para resolver una crisis monetaria pueden utilizarse algunas estrategias, como introducir tipos de cambio flotantes, abandonar los tipos fijos, establecer una política monetaria que permita el comercio de mercado y promulgar iniciativas gubernamentales para atraer la inversión extranjera.

Por qué el euro ha caído frente al dólar

Durante la crisis financiera mundial de 2008, cuando la economía estadounidense empezó a hundirse, un euro equivalía a unos 1,6 dólares estadounidenses. La Unión Europea ha alcanzado la paridad, o una relación de 1:1 con el dólar, debido a su exposición directa al conflicto de Rusia en Ucrania y al prolongado retraso del Banco Central Europeo en la subida de los tipos de interés. La última vez que el euro cayó a ese nivel tan bajo fue en 2002, cuando la moneda estaba empezando.

Los efectos del conflicto, que está provocando una crisis energética y puede dar lugar a una prolongada y grave recesión, se dan principalmente en Europa.

La zona del euro, compuesta por 19 países, está subiendo los tipos de interés mucho más despacio que la Reserva Federal de Estados Unidos al mismo tiempo. Como los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos son mayores que los de los papeles europeos, los inversores se sienten atraídos por el dólar estadounidense en lugar de por el euro. Además, el dólar se beneficia de su posición como refugio, lo que hace que el euro disminuya a medida que el conflicto continúa y sus efectos se agravan.

Dado que hace que sus exportaciones sean más competitivas, los responsables políticos de muchos países llevan tiempo apostando por monedas más bajas para impulsar el crecimiento económico. Sin embargo, con la inflación en la eurozona ya en su nivel más alto desde que se iniciaron estos registros, su debilidad no es bienvenida. Fomenta el aumento de los precios al elevar el coste de las importaciones. Los precios al consumo en la eurozona aumentaron un 8,6% en junio con respecto al año anterior. Aunque el BCE no tiene como objetivo el tipo de cambio de la moneda, varios responsables políticos han citado un euro más bajo como un riesgo para el objetivo del banco central de devolver la inflación al 2% a medio plazo. Sin embargo, el euro parece ser más resistente en comparación con otras monedas distintas del dólar.

¿Está experimentando el euro una crisis existencial?

No, aunque la moneda común ha experimentado dificultades como concepto, además de presiones en el pasado. Desde la creación de la unión, los críticos han hecho hincapié en los retos que supone gestionar una unión monetaria con economías diversas. Eso quedó especialmente claro durante la crisis de la deuda soberana de 2012 en la eurozona, cuando los inversores empezaron a evitar los activos de naciones muy endeudadas como Grecia, Italia y España. Aunque los bancos centrales se movieron en el año 2000, la intervención activa para fortalecer el euro en los mercados de divisas sigue siendo poco común.

En resumen

Las crisis monetarias pueden adoptar muchas formas diferentes, pero suelen desarrollarse cuando las actitudes y expectativas de los inversores no se ajustan al futuro económico del país.

El crecimiento de los países en desarrollo suele beneficiar a la economía mundial. Sin embargo, la historia nos enseña que las tasas de crecimiento excesivas pueden generar inestabilidad y aumentar la probabilidad de fuga de capitales y corridas monetarias.

Una gestión eficaz de los bancos centrales puede ser útil. Aun así, es difícil prever el curso final que seguirá una economía, lo que contribuye a una crisis monetaria persistente.



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