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El panorama del comercio de gas en Europa

Mientras Europa se prepara para la temporada de calefacción invernal, una sensación de calma invade sus mercados de gas natural y sus gobiernos. En marcado contraste con la ansiedad del año anterior, esta tranquilidad se atribuye a los almacenes de gas llenos y al flujo ininterrumpido de suministro de gas natural licuado (GNL), reforzado por la inauguración de nuevas terminales de importación.

El comercio de gas en la región parece pisar terreno más firme, aunque los gobiernos y los analistas recomiendan prudencia a pesar de las perspectivas positivas. Sin embargo, este respiro puede durar poco, ya que Europa se enfrenta a la constatación de que los precios de su gas natural ya no se determinan exclusivamente dentro de sus fronteras. Los caprichos de los mercados de lugares lejanos como Australia, Japón, China y Estados Unidos ejercen ahora una influencia significativa, marcando el comienzo de una era de imprevisibilidad y volatilidad.

El nexo global: Cambios en los determinantes del precio del gas

La idea tradicional de que Europa es la principal determinante de los precios del gas se está transformando. Aunque garantizar el suministro de GNL podría no plantear retos inmediatos, los precios del gas en el negocio estarán cada vez más condicionados por factores globales. El giro hacia el GNL, necesario por la pérdida de suministro de gas por gasoducto ruso, expone a Europa al flujo y reflujo del panorama internacional de la oferta y la demanda.

Ya se trate de una perturbación en una terminal australiana de exportación de GNL, de un incidente en una instalación de exportación estadounidense o de un repunte de la demanda en Asia, estos sucesos repercuten ahora directamente en las fluctuaciones de los precios de referencia del gas natural en Europa. Los dos últimos meses han dejado entrever esta realidad interconectada, a medida que el continente se hace más vulnerable a las perturbaciones externas.

Europe gas

Navegando por las corrientes: El panorama del GNL en Europa

Noviembre fue testigo de un aumento de la demanda de GNL en Europa y Asia, coincidiendo con una estabilización de los precios al contado en esta última. Sin embargo, bajo este aparente equilibrio se esconde un escenario lleno de matices. Según Samuel Good, responsable de precios de GNL de Argus, la demanda de los usuarios finales en el noreste asiático se ha mantenido moderada, con elevados inventarios en las terminales de Corea del Sur y Japón.

En cambio, los precios de referencia del gas natural en Europa han experimentado fluctuaciones, ya que los operadores se enfrentan a la interacción de una mayor demanda de calefacción y unas existencias casi completas en la UE. Los depósitos de gas del continente, llenos en un impresionante 98,69% a 21 de noviembre, han registrado pequeñas retiradas netas consecutivas en las últimas semanas. Esta desviación de la tendencia observada desde abril indica un cambio en las pautas estacionales habituales.

Inventarios récord: Un arma de doble filo

Los almacenamientos de gas europeos han alcanzado niveles sin precedentes, con cifras a principios de noviembre de un asombroso 99,6% de llenado. Este excedente, muy superior a la media decenal del 89%, ofrece una sensación de seguridad. Sin embargo, la otra cara de la moneda revela las vulnerabilidades potenciales. Los analistas, entre ellos Kemp, de Reuters, estiman que, teniendo en cuenta los cambios en las tendencias de almacenamiento de la última década, los yacimientos europeos de gas podrían terminar este invierno entre un 35% y un 52% llenos, dependiendo de la gravedad del invierno.

Ole Hansen, responsable de estrategia de materias primas de Saxo Bank, señala que el suministro de gas a Europa desde Noruega es el más alto de los últimos tres años, a lo que se suman los abundantes volúmenes de GNL en el mar. A pesar de ello, la prima del contrato de invierno punta de febrero sobre los precios al contado se ha reducido a sólo 1,64 dólares (1,50 euros) por megavatio-hora. El optimismo derivado de unas existencias sin precedentes va acompañado de una nota de cautela: la calma del mercado podría transformarse rápidamente en turbulencias si surgen nuevos problemas de suministro o si este invierno resulta excepcionalmente frío.

El velo del invierno: incertidumbre y camino por recorrer

A medida que Europa se adentra en los meses de invierno, la incertidumbre flota en el aire. Las temperaturas del año pasado, más suaves de lo habitual, supusieron una tregua que permitió a Europa afrontar los retos de importar mayores volúmenes de GNL en medio de una escalada de precios. Sin embargo, el curso de este invierno sigue siendo impredecible, y el tiempo se perfila como el principal protagonista en la narrativa del mercado y los precios del GNL.

La dinámica cambiante del mercado del GNL, que se ha convertido en una mercancía verdaderamente global, expone a Europa a interrupciones del suministro tan lejanas como Australia. La principal analista energética del equipo europeo del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA) subraya la creciente volatilidad de los precios del gas y el GNL, impulsada por factores globales. El futuro, afirma, está rodeado de incertidumbre, por lo que resulta difícil predecir cómo se desarrollará el delicado equilibrio entre oferta y demanda y qué impacto podría tener en los precios.

Aunque Europa disfruta actualmente de las ventajas de un almacenamiento pleno de gas y de una afluencia constante de GNL, soplan vientos de cambio. El continente debe reconocer que los días del comercio aislado de gas han quedado atrás, dando paso a una era en la que los acontecimientos mundiales determinan intrincadamente la trayectoria de los precios del gas natural. A medida que el comercio de gas se convierte en una sinfonía internacional, la capacidad de Europa para bailar entre la volatilidad determinará su resistencia energética en los próximos años.



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