Alemania abandona el gasoducto Nord Stream 2

Alemania ha detenido la construcción del polémico gasoducto Nord Stream 2 en respuesta a la incursión de Rusia en Ucrania.

Una filial de la empresa estatal rusa Gazprom es la propietaria del gasoducto submarino, diseñado para transportar gas natural directamente desde Rusia al norte de Alemania. Berlín ha expresado anteriormente su reticencia a imponer sanciones que repercutan en Nord Stream 2.

Sin embargo, Scholz declaró el martes en una rueda de prensa que «la situación actual es fundamentalmente diferente y, por lo tanto, a la luz de los últimos acontecimientos, también debemos reevaluar esta situación, también sobre Nord Stream 2».

Poco después, el Ministerio de Economía anunció que el proceso de certificación se detendría.

La decisión de Scholz se produjo después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenara el lunes por la noche la entrada de tropas en las autoproclamadas «repúblicas populares» de Donetsk y Luhansk, en el este de Ucrania, lo que sorprendió a Scholz, que había evitado siquiera mencionar el oleoducto por su nombre en los últimos días.

Ucrania considera desde hace tiempo que el proyecto de 10.000 millones de euros, finalizado en septiembre pero que aún no ha comenzado a funcionar, es una amenaza para la seguridad. Nord Stream 2 pasa por encima de Ucrania, y Kiev ha expresado su preocupación de que esto permita a Rusia cortar el transporte de gas a través de los gasoductos terrestres existentes, lo que le costaría a Ucrania miles de millones de dólares en tarifas de tránsito. Scholz, en una rueda de prensa junto al primer ministro irlandés, Micheál Martin, calificó de «grave violación del derecho internacional» la decisión de Rusia de reconocer las zonas separatistas como independientes.

Un portavoz del Primer Ministro británico, Boris Johnson, también elogió la medida. «Es ciertamente algo que hemos dicho repetidamente en conversaciones y públicamente. Depender tanto de los hidrocarburos rusos no es beneficioso para Europa».

La decisión llega en un momento en el que los europeos se enfrentan a facturas de electricidad récord, debido sobre todo a la escasez de suministro de gas. El continente depende en gran medida del gas ruso, que representó más del 42% de las importaciones de la UE por gasoducto el año pasado.