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Navegar por las rebajas crediticias del petróleo: Un reto complejo

En un panorama mundial en rápida transformación, las empresas petroleras y gasísticas se encuentran en primera línea de una inminente tormenta financiera. El sector de los combustibles fósiles en su conjunto se enfrenta a la amenaza inminente de una rebaja de la calificación crediticia, debido sobre todo a su lenta adaptación a un futuro con bajas emisiones de carbono. Un reciente análisis de Fitch, una de las principales agencias de calificación crediticia, ha puesto de relieve la considerable vulnerabilidad de las empresas petroleras y gasísticas a los riesgos climáticos, en particular a las estrictas normativas sobre emisiones. Este artículo profundiza en las principales conclusiones del informe de Fitch. Explora los retos y oportunidades a los que se enfrenta el sector del gasóleo ante la necesidad de una rápida transformación.

El panorama del riesgo climático

El exhaustivo análisis de Fitch revela una tendencia preocupante: más de una quinta parte de las empresas mundiales de diversos sectores se enfrentan a un riesgo sustancial de rebaja de la calificación crediticia debido a su elevada vulnerabilidad climática durante la próxima década. Un asombroso 50% de estos emisores de riesgo pertenecen al sector del petróleo y el gas, mientras que el carbón y los servicios públicos también están muy expuestos al riesgo de rebajas.

Sorprendentemente, más de la mitad de las empresas mundiales que corren el riesgo de sufrir rebajas de la calificación crediticia debido al cambio climático tienen actualmente calificaciones de grado de inversión. Este hecho subraya la gravedad de la situación. Y subraya la urgente necesidad de dar una respuesta global y rápida a los riesgos climáticos en la industria del petróleo y el gas.

El inminente dilema del pico del petróleo

La Agencia Internacional de la Energía predice que la demanda mundial de gasóleo alcanzará su cenit en esta década. Sin embargo, algunos expertos advierten de que el pico podría llegar incluso antes. The Inevitable Policy Response, un grupo de previsión cuyos datos han contribuido al análisis de Fitch, sugiere que el pico del petróleo podría materializarse en 2025, lo que provocaría un asombroso descenso de la demanda del 60% en los 25 años siguientes.

La magnitud de esta caída prevista de la demanda es inmensa, lo que plantea serias dudas sobre la capacidad de adaptación del sector. Sophie Coutaux, responsable de ESG (Environmental, Social, and Governance) para calificaciones corporativas en Fitch, describe esta situación como una «cifra muy grande» y subraya el importante reto que tienen por delante los agentes del sector. Se plantea la cuestión crítica: ¿Podrán los productores de petróleo y gas adaptarse con suficiente rapidez para evitar la crisis inminente?

Diversificar en la era de la incertidumbre

Los recientes acontecimientos geopolíticos, como la guerra de Ucrania, han provocado crisis energéticas, haciendo subir los precios de los combustibles fósiles. Este aumento temporal del flujo de caja ha animado a las grandes corporaciones del gas y el petróleo a centrarse en su negocio principal, enriqueciendo a los accionistas mediante recompras y expandiéndose dentro de sus sectores mediante adquisiciones.

Sin embargo, los beneficios de la industria de los combustibles fósiles, antaño descomunales, están mostrando signos de desvanecimiento. BP Plc, por ejemplo, experimentó un descenso en el precio de sus acciones debido a los débiles beneficios del gas, y la perspectiva de que el petróleo alcance los 100 dólares por barril, que habían anticipado algunos analistas, parece ahora más remota.

Murray Auchincloss, CEO interino de BP, reconoce la necesidad de un cambio significativo en el enfoque de la empresa. Sugiere que el crecimiento de los beneficios durante esta década debe proceder cada vez más de las energías limpias que del petróleo y el gas.

La urgente necesidad de reducir las emisiones

Para hacer frente a la crisis climática, muchas grandes empresas petroleras y gasistas apuestan por la futura reducción de emisiones mediante la tecnología de captura de carbono, aún en desarrollo. Sin embargo, Fitch advierte de que a algunas empresas del sector se les puede estar acabando el tiempo para desarrollar y aplicar planes viables de reducción de emisiones.

Aunque algunos emisores con grado de inversión han iniciado inversiones en iniciativas de baja emisión de carbono, es necesario acelerar el ritmo del cambio, afirma Coutaux. La transición hacia fuentes de energía más limpias ya no es un futuro lejano, sino una necesidad acuciante.

Petróleo

Navegar por el riesgo climático en las calificaciones crediticias

El sector de la calificación crediticia ha encontrado considerables dificultades para integrar el riesgo climático en sus modelos, dejando a los inversores en renta fija la tarea de navegar por este nuevo panorama en gran medida por su cuenta. El debate en curso en las principales empresas de calificación se centra en la mejor manera de abordar este reto, y muchas partes interesadas insisten en la necesidad de actuar con rapidez.

Las consecuencias del riesgo climático ya se están manifestando en las calificaciones crediticias. Investigadores del Banco Central Europeo han detectado un mayor deterioro de las calificaciones crediticias de las empresas expuestas al riesgo de transición climática en comparación con las que se adaptan más rápidamente. Este efecto es especialmente pronunciado en Europa, donde la agresiva normativa climática está ganando terreno.

Aceptar el cambio para un futuro sostenible

En respuesta a la acuciante necesidad de actuar contra el cambio climático, agencias de calificación como S&P Ratings incorporan cada vez más el riesgo climático a sus modelos. Los riesgos normativos y políticos se identifican como factores clave que afectan al perfil crediticio de una empresa. Además, los efectos físicos de los fenómenos meteorológicos extremos ya están provocando rebajas de la calificación crediticia.

A escala mundial, se están formando alianzas para exigir reducciones sustanciales de la producción de combustibles fósiles, situando el cambio climático en el centro del debate.

La industria del gasóleo se enfrenta a una coyuntura crítica. La necesidad de adaptarse a un futuro con bajas emisiones de carbono no es sólo una cuestión de sostenibilidad; se está convirtiendo cada vez más en un imperativo financiero.



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