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El almacenamiento de gas en Europa alcanza máximos históricos

Europa se encuentra en una situación inusual, ya que los niveles de almacenamiento de gas alcanzan máximos históricos. Aunque los titulares puedan sugerir una abundante seguridad energética, la historia es más compleja de lo que parece. Centrándonos sobre todo en el «almacenamiento de gas», profundicemos en las complejidades que subyacen bajo la superficie y en por qué persisten las preocupaciones invernales en todo el continente.

El auge del GNL en Europa: una falsa sensación de seguridad

A principios de esta semana, se informó de que Chevron estaba en conversaciones sobre los envíos de GNL destinados a la Unión Europea, centrándose en unas condiciones contractuales de 15 años de duración. Esta noticia se produce tras una serie de acuerdos a largo plazo entre empresas energéticas europeas y Qatar, uno de los mayores exportadores de GNL del mundo. Alemania, en particular, ha adoptado esta tendencia, habiendo establecido tres terminales flotantes de importación de GNL en el último año, con intenciones de construir otras tres. La Unión Europea, como mayor importador de GNL estadounidense, se enorgullece de afirmar que el almacenamiento de gas está casi al 100%.

Sin embargo, esta aparente seguridad es engañosa, ya que el «almacenamiento de gas del Reino Unido» sigue siendo una preocupación primordial. Las importantes inversiones en infraestructuras de GNL no se han traducido en una garantía de suministro ininterrumpido en invierno, lo que lleva a plantearse más interrogantes sobre la preparación de Europa para la transición energética.

Déficit de almacenamiento de gas: Un reto persistente

Los países europeos han ido almacenando cada vez más gas en Ucrania a medida que sus propias cavernas de almacenamiento se llenaban de GNL regasificado comprado a principios de este año. La inminente llegada de casi 30 buques metaneros, entre ellos tres rusos, contradice las declaraciones de la UE sobre la reducción de la dependencia de los hidrocarburos rusos. Estas acciones subrayan el hecho de que los esfuerzos de Europa por reducir la dependencia de los hidrocarburos aún no han dado sus frutos a pesar de las fuertes inversiones en energía eólica y solar.

El problema radica en la limitada capacidad de almacenamiento de gas de Europa, incapaz de satisfacer la demanda invernal incluso a pleno rendimiento. Esta situación obliga a seguir importando gas, lo que pone de relieve los retos que plantea el almacenamiento de gas en Europa.

La paradoja del pleno almacenamiento y la inseguridad invernal

En la actualidad, el almacenamiento de gas en Europa está en máximos históricos, lo que, en circunstancias normales, sería motivo de celebración. Sin embargo, lo paradójico es que ni siquiera la plena capacidad de almacenamiento al 100% garantiza un suministro ininterrumpido durante el invierno. Ningún miembro de la Unión Europea dispone de una capacidad de almacenamiento suficiente para satisfacer el 100% de su demanda durante un periodo significativo. Esta insuficiencia subraya la necesidad de seguir importando gas para colmar la brecha, incluso cuando la capacidad de almacenamiento está al máximo.

Este problema queda ejemplificado por la decisión de la UE de almacenar gas en Ucrania a pesar de los riesgos potenciales asociados a las interrupciones relacionadas con la guerra o la pérdida de almacenamiento. Además, los recientes llamamientos del regulador del mercado eléctrico alemán a frenar el consumo ponen aún más de relieve las dificultades para garantizar un suministro adecuado durante el invierno, independientemente de la cantidad de gas almacenado.

Europe gas

La tensión del mercado mundial de GNL y el dilema de Europa

La escasez en el mercado mundial de GNL es un factor importante que contribuye a las preocupaciones invernales de Europa. Esta escasez se ha visto exacerbada por la transición del gas ruso de gasoducto al GNL en Europa, donde ya no se dispone de más de 100.000 millones de metros cúbicos de gas ruso de gasoducto. Las declaraciones anteriores de que la UE podría funcionar sin gas ruso han resultado prematuras. La idea de que la UE podría depender únicamente de la energía eólica, solar, nuclear e hidráulica, posiblemente con algo de hidrógeno, también parece ser una ambición poco práctica.

Así lo demuestran los acuerdos de suministro de GNL a largo plazo con Qatar, cada uno de 27 años. Aunque la UE aspira a conseguir emisiones netas cero en 2050, la realidad es que lograr la independencia total del gas es una ardua batalla, y estos contratos tan largos indican que se es consciente de los retos que hay por delante.

Exceso de capacidad de importación de GNL y previsiones futuras

A la luz de sus ambiciosos objetivos, la UE puede estar excediéndose. Según el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), la UE está sobredimensionando su capacidad de importación de GNL. El reciente informe del IEEFA destaca que, desde principios de 2022, se han añadido 36.500 millones de metros cúbicos de nueva capacidad de importación de GNL. El consumo de GNL solo ha aumentado en 4.800 millones de metros cúbicos desde el inicio de 2023, después de un aumento sustancial el año pasado.

La previsión de que la capacidad de importación aumente hasta los 406.000 millones de metros cúbicos en 2030, mientras que se espera que la demanda de gas disminuya hasta los 400.000 millones de metros cúbicos en el mismo periodo, suscita preocupación. Los elevados precios del GNL pueden limitar de forma natural la demanda en Europa y repercutir en el crecimiento económico, recordando a Europa su dependencia de una energía asequible y fiable.

La paradoja del almacenamiento de gas y el invierno que se avecina

Los niveles récord de almacenamiento de gas en Europa ofrecen una engañosa sensación de seguridad. La incapacidad de la UE para garantizar un suministro ininterrumpido durante el invierno es un problema crítico, debido sobre todo a la limitada capacidad de almacenamiento y a los retos de la transición energética. La fuerte dependencia del continente de las importaciones de GNL y el exceso de construcción de infraestructuras de GNL crean mayores complejidades a la hora de abordar este problema.

Mientras el «almacenamiento de gas» sigue siendo uno de los principales retos energéticos de Europa, es evidente que el camino de la U.E. hacia la independencia energética y una transición fluida hacia alternativas más limpias está plagado de dificultades. Las preocupaciones invernales persisten, y el continente debe navegar por la delgada línea que separa la ambición de la practicidad en la consecución de sus objetivos energéticos. Puede que la situación del almacenamiento de gas en Europa sea récord, pero el camino por recorrer sigue siendo traicionero.



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