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La crisis energética costó a Europa casi 800 000 millones EUR

La eurozona se ha enfrentado a muchas dificultades este invierno, sobre todo en el sector energético. La UE ha impuesto nuevas sanciones a Rusia debido a la invasión de Ucrania por este país. Sin embargo, el Kremlin respondió a estas restricciones con la suya propia: detuvo el flujo de gas en los países de la UE. Así, sus gobiernos tuvieron que encontrar nuevas fuentes de gas, así como utilizar sus recursos de forma más frugal.

Además, la escalada de los precios de la energía también afectó duramente a la zona euro. El lunes, los analistas informaron de que los países europeos gastaron casi 800.000 millones de euros en energía en los últimos meses. También advirtieron a las autoridades de que fueran más prudentes con el gasto energético para evitar que se agravara la crisis.

Los países de la UE ya han destinado 681.000 millones de euros a paliar los resultados de la crisis energética. Desde septiembre de 2021, Noruega ha gastado 8.100 millones, y el Reino Unido ha reservado 103.000 millones de euros para los mismos fines. El cómputo global alcanza los 792.000 millones de euros, ya que los países intentan sobrevivir este invierno después de que Rusia interrumpiera la mayor parte de sus entregas de gas a la eurozona en 2022.

Hasta ahora, Alemania es el país que más ha gastado. El país destinó casi 270.000 millones de euros, más que ningún otro país de la UE. Gran Bretaña, Italia y Francia destinaron 150.000 millones de euros cada uno. Sin embargo, otros países gastaron mucho menos.

La UE propuso recientemente desarrollar más los proyectos de tecnología verde. Es probable que los gobiernos ayuden en este empeño para encontrar otras fuentes de energía y sustituir el gas por ellas con el tiempo.

Por su parte, Francia declaró que la UE debe endurecer sus normas sobre fondos ESG

El organismo francés de vigilancia de los mercados, AMF, anunció el lunes que la UE debe restringir sus normas para etiquetar los fondos de inversión sostenibles. Según la AMF, los economistas están preocupados por la aplicación de la normativa ESG, ya que podría dar lugar a un «lavado verde» de los inversores que quieren reducir las emisiones de carbono.

Aunque el reglamento comunitario sobre divulgación de información financiera sostenible (también conocido como SFDR) participa en la clasificación de los fondos como sostenibles, la AMF cree que eso no es suficiente. Bruselas debería hacer un examen más específico y definir mejor lo que se considera una inversión sostenible.



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